Una de las actividades más fuertes del albergue es la atención al peregrino.
Creemos interesante ver su nacimiento y posterior evolución.
En Güemes existe una ermita medieval vinculada al Camino de Santiago. Incluso existió un hospital de peregrinos adosado a la misma ermita. Se encuentra en el barrio El Cagigal a 1 kilómetro del Albergue. Y a 6 kms. del Albergue existe la hermosa iglesia románica de Bareyo.
Por eso nos encontramos en plena Ruta Xacobea.
A finales del siglo pasado comenzaron a pasar los primeros peregrinos hacia Santiago por el llamado Camino del Norte.
El Albergue la Cabaña del Abuelo Peuto estaba abierto para actividades socio-culturales desde el 1982.
En 1999 algunas personas vinculadas al Camino de Santiago piden que nuestro Albergue pueda servir de acogida a los peregrinos. En marzo de ese mismo año llega aquí el primer peregrino. Desde el principio intuimos la importancia que podía tener este encuentro de dos caminos: 1) el Camino a Santiago que siguen los peregrinos y 2) “el otro camino” el que recorre toda la gente que ya está participando en las actividades el albergue con una clara idea de convivencia y de solidaridad, especialmente hacia el Tercer Mundo.
Y es precisamente en este momento cuando Ernesto, responsable del Albergue, realiza su propio peregrinar a pie desde el Albergue a Santiago de Compostela con la idea de identificar mejor la filosofía del Albergue con las experiencias de los peregrinos.
No sabíamos el futuro que nos esperaba ni el alcance que podría tener esta aventura.
El primer año pasan 200 peregrinos. Al siguiente sigue aumentando el número. Va creciendo inesperadamente hasta el punto que en el año 2.012 han pasado por nuestro Albergue casi 7.000 peregrinos de 70 países diferentes.
Después de muchos años de actividad con los peregrinos podemos decir que el albergue les aporta la experiencia y riqueza social que se encierra aquí y, a la vez, el albergue se enriquece con los muchos valores que traen consigo los que recorren el Camino de Santiago.
El albergue se mantiene sin subvenciones de ninguna clase. Gracias a la generosidad del voluntariado (40-50 personas se turnan en tareas de colaboración con el albergue) y la aportación voluntaria de los peregrinos.
No nos gusta la palabra “donativo” que se acerca más a limosna o a un gesto caritativo. Los peregrinos llegan, se intenta que sean bien recibidos; tienen buenas instalaciones; reciben una amplia explicación de una hora de duración sobre el Camino y la filosofía del Albergue; se sirve la cena y por la mañana el desayuno. Nosotros no ponemos precio a nada porque ello llevaría consigo el riesgo de comercializar. Pero todo tiene, sin embargo, un coste. El precio lo pone cada peregrino de forma anónima (se deposita en una caja común), libre (si alguien no tiene dinero no pasa nada) y responsable (el proyecto del albergue es propiedad de todos los que lo usan).
Somos conscientes del riesgo que ello supone, máxime cuando vivimos una sociedad de consumo que nunca nos ha educado en la libertad y responsabilidad. Pero hasta ahora seguimos adelante con este proyecto que para unos es un romanticismo y utopía y para nosotros es una realidad, difícil de mantener pero gratificante para todos. Solemos decir que, si algún día hay que cambiar de filosofía, nunca sería por culpa del Albergue sino por falta de compromiso de quienes participan en esta actividad.
Las instalaciones se han ido ampliando conforme las necesidades lo exigen. Trabajamos habitualmente con créditos y con una amplia mano de obra voluntaria. Ello permite que el Albergue se haya ido convirtiendo poco a poco en un proyecto común donde todo aquel que ha participado en algo se sienta dueño moral de todo. De tal modo que en estos momentos, según los estatutos, el día que la generación de Ernesto desaparezca, el relevo tiene que seguir la misma filosofía; y, si no es posible tal relevo, habría que alquilar las instalaciones o venderlas, y todo lo que rente ha de ir destinado al Tercer Mundo, porque nosotros, a pesar de las crisis que tenemos, vivimos bien porque otros viven muy mal. Es a deber moral que tenemos de sentirnos solidarios con el Tercer Mundo, hábil y suciamente explotado por el Primer Mundo.
El Albergue se ha nutrido habitualmente con gente voluntaria de la zona. Sin embargo, a medida que ha ideo creciendo el número de peregrinos, recibimos muchas ofertas de gente de fuera. Esta presencia enriquece la labor de la gente de aquí: otras culturales, otras experiencias, otras vivencias...
Damos mucha importancia al testimonio que dejan los peregrinos reflejados en el libro. En los últimos años contamos con una aportación muy valiosa: Edda, antigua peregrina de Hamburgo (Alemania); habla 5 idiomas (alemán. Italiano, francés, español e inglés); se ofreció como traductora y ya tenemos 3 años (2.010-11 y12) traducidos al español. Muchos otros testimonios podríamos aportar como reflejo de la gran riqueza que encierra el peregrino.